miércoles, 18 de mayo de 2011

MINERIA


Artículo 9°: El niño debe ser protegido contra toda forma de abandono, crueldad y explotación. No será objeto de ningún tipo de trata. No deberá permitirse al niño trabajar antes de una edad mínima adecuada; en ningún caso se lo dedicará ni se le permitirá que se dedique a ocupación o empleo alguno que pueda perjudicar su salud o educación, o impedir su desarrollo físico, mental o moral. 
Declaración Universal de los Derechos del Niño.
  

EL TRABAJO INFANTIL Y LA MINERIA DE LA ESMERALDA: REPRODUCCIÓN DE UNA TRAGEDIA

El artículo noveno de la Declaración Universal de los Derechos del Niño (Organización de las Naciones Unidas, 1.959), el 20 de Noviembre de 1.959 es la expresión de un conjunto de situaciones ideales o de “deber ser” que han sido instituidas para rodear al menor, incluso desde antes de su nacimiento, con el fin de propiciar su adecuado desarrollo físico y psicológico hasta que cumpla la mayoría de edad

El trabajo infantil en la minería artesanal comienza en la primera infancia, hacia los 4 o 5 años, y a modo de quehacer familiar no remunerado. La historia de las zonas mineras y sus comunidades permite entender que la minería es una actividad enraizada profundamente ya que siempre, esta ha sido heredada de generación en generación, incluso desde la época de la Colonia. Hoy en día, la mayor parte de las explotaciones han construido a lo largo del tiempo una serie de dinámicas laborales en torno a las que se estructuran estereotipos culturales que aprueban e incluso defienden la presencia de niños y niñas en actividades asociadas a la extracción minera.  Siguiendo la tradición de sus ancestros, los hijos aprenden del padre o la madre el único oficio que han conocido en su historia familiar, y a su vez, el padre o la madre tienden a consolidar el valor formativo que culturalmente se le atribuye al ofi­cio de la minería (Inmfantil, 2.005).

El presente escrito busca, a la luz de los principios de dicha declaración, presentar un análisis sobre los principales puntos de estudio, antecedentes y conclusiones arrojadas como parte del diagnóstico adelantado por MINERCOL, la OIT y el IPEC sobre la situación, amenazas y consecuencias derivadas del trabajo infantil asociado a la explotación minera artesanal de la esmeralda en el municipio de Muzo (Boyacá), presentados en el documento “El Trabajo Infantil en la Minería Artesanal de las Esmeraldas, Diagnóstico Sociocultural y Económico” (OIT, IPEC, MINERCOL, 2.001), que en el presente escrito será tenido como documento marco. Dentro de ese contexto, se pretende responder al interrogante ¿Cuáles son los factores y el impacto de éstos, que determinan la problemática de la niñez trabajadora en la actividad minera del municipio de Muzo, sus consecuencias y posibles elementos de solución?

El trabajo infantil es un fenómeno propio de la sociedad capitalista. Baste recordar la descripción que al respecto hace el profesor M.I. Mijailov  (Mijailov, 1.995) en su ensayo sobre el nacimiento de la  economía industrial en la Inglaterra del Siglo XVIII, quien nos cuenta cómo gracias a su baja estatura, los niños eran los trabajadores preferidos por el capitalista minero al momento de buscar la disminución de los costos de extracción del carbón, principal combustible de la temprana industria moderna inglesa. El empleo de menores en la labor extractiva significaba la excavación de un socavón mucho más pequeño y por lo tanto el ahorro de horas hombre. Entonces como ahora, niños, niñas y adolescentes continúan siendo vinculados a una actividad económica que como la minería, implica una serie de amenazas para el desarrollo físico y psicológico de los mismos.

En efecto, por extraña que pareciera la problemática descrita por Mijailov, esta al parecer continúa siendo el factor común que afecta a los menores vinculados a las actividades de la minería artesanal del carbón en el Departamento de Boyacá y en especial en los municipios de Muzo, Maripí y San Pablo  de Borbur, escenario en el que se apoyó el estudio que da origen al documento marco del presente escrito.

Para comenzar, es necesario referenciar el contexto socioeconómico dentro del cual tiene lugar la problemática mencionada. Se trata del Municipio de Muzo (Boyacá), en donde más de la mitad de sus 16.000 habitantes, vinculada a la extracción artesanal de carbón, presentan necesidades básicas insatisfechas y para quienes su principal fuente de ingreso la constituye la explotación minería artesanal de la esmeralda, actividad a la que se encuentran vinculados niños y niñas menores de 18 años, cuya vida transcurre entre el estudio, el trabajo en las labores del hogar y el trabajo independiente o como ayudantes de sus padres en la minería de la esmeralda.

El estudio presentado por MINERCOL, IPEC y la OIT se basa en una muestra total de 1.301 niños y niñas del municipio, de los cuales 556 o el 43 % trabaja en la extracción artesanal esmeraldífera, cuyas edades oscilan entre los 5 y los 17 años, dedicados en su mayoría a actividades de carácter extractivo, a cambio de las cuales tan sólo el 20% de ellos recibe algún tipo de remuneración. Si bien las cifras mencionadas resultan ser indicadores representativos de una situación, son tan sólo eso si se consideran de manera aislada sin tener en cuenta el contexto en el que se originan.

En ese mismo sentido, el informe nos muestra que las actividades vinculadas a la minería representan la principal ocupación de los habitantes del municipio, mientras que la agricultura, la ganadería y la floricultura, constituyen actividades secundarias. Pese a ese hecho, la mayoría de los habitantes del municipio no perciben que la minería represente un aporte sustancial a su economía,  debido principalmente a la tecnificación y a la disminución de los yacimientos. En ese contexto las labores asociadas a la minería delo carbón se constituyen en la única salida económica de la población y no en una alternativa que permita mejorar su situación económica.
Así mismo, el informe nos muestra la incidencia que sobre el fenómeno de la vinculación de menores a la actividad de la minería artesanal de esmeraldas tiene la difícil situación económica de sus familias, especialmente  en las áreas rurales. Las cifras aportadas nos permiten afirmar que en un contexto de pobreza y exclusión, la actividad minera, por difíciles que sean las condiciones en las que esta se desarrolla, aparece para los menores como la única fuente de recursos que en algún momento significa alcanzar cierto nivel de autonomía respecto al núcleo familiar. Por esta razón, al momento de consultar el nivel de capacitación de los menores para enfrentar la labor minera, se encontró que el entrenamiento recibido por las niñas y los niños vinculados es mínimo y éste sólo se recibe al interior del núcleo familiar. La familia produce y reproduce una serie de comportamientos y conductas que al ser recibidos por los menores son asimilados por considerarse en cierta medida “normales” o vinculados con la tradición.

En ese sentido, la información de carácter cuantitativo recogida en el informe muestra cómo en la medida en que el menor crece, su percepción sobre la conveniencia del trabajo minero va disminuyendo. La misma cultura circundante, construida alrededor de la mina, ha propiciado que el trabajo se asimile cada vez más con la actividad lúdica. Cuando los niños y las niñas van adquiriendo de manera progresiva un mayor nivel de conciencia, su percepción al respecto cambia sustancialmente en la medida en que se hace hacen conscientes de las graves implicaciones que el trabajo minero trae para su salud y para su misma condición de niños.

De acuerdo con lo anterior, el estudio recomienda adelantar acciones formativas que involucren a la población más pequeña, con el propósito de inculcar valores y conductas que actúen como filtro que disminuya el impacto que sobre la formación del individuo ejerce el entorno cultural minero en el cual está inmerso. La propuesta de programas de formación que involucren no sólo a los menores, sino en general a la familia, se hace urgente, más aún si se considera que tan sólo el 14 % de la población infantil se dedica de manera exclusiva a su formación, en oposición a un porcentaje de 27 % de niños, niñas y adolescentes que dedica en promedio 16,2 horas semanales al desarrollo de actividades relacionadas con la minería, pese a considerar en su mayoría que sería mejor dedicarse de manera exclusiva a actividades desarrolladas con su formación.

Al respecto, cuando se observan los resultados del estudio en el ítem relacionado con la inasistencia escolar, se pudo concluir que esta se presenta esencialmente por razones económicas, pero también porque simplemente los menores no la encuentran atractiva. Una vez más, se observa cómo el entorno cultural ha estructurado una escala de valores en la que una equivocada percepción de bienestar e independencia económica derivados de las actividades laborales mineras, llevan a que el menor prefiera vincularse al trabajo de la mina en cambio de asistir a la escuela.

El impacto de la problemática es aún mayor al momento de considerar las consecuencias de ésta sobre la salud de los menores. La construcción de una equivocada cultura de la minería infantil ha llevado entre otras consecuencias a que casos como el de la elevada incidencia de las enfermedades de tipo respiratorio sean más que una coincidencia en los menores mineros. Al respecto el estudio mostró que además de las patologías en vías aéreas, diarreas, erupciones, la fiebre y las enfermedades cutáneas son padecimientos muy comunes que la población asocia con la calidad del agua que se consume en el interior de los yacimientos. Este hecho, sumado a la casi nula cobertura de programas de salud pública o privada que permita la atención de las patologías descritas, permite sostener que al impacto cultural negativo de la minería infantil descrito, sobre los menores  mineros se cierne una amenaza aún más grave que compromete seriamente su integridad física, su desarrollo, su bienestar y finalmente su vida.

Los patrones culturales descritos se adquieren en el hogar por transmisión directa de padres a hijos. En casa, el trabajo en la mina es sinónimo de crecimiento físico y capacidad para integrarse al mundo adulto. Desde los primeros años, el ambiente social, económico y afectivo impulsan a que los niños se integren al trabajo de sus padres que ha sido el de abuelos, tíos, etc, para quienes incluso el trabajo minero involucra componentes de suerte y fortuna que son percibidos por los niños como el horizonte de sus propias vidas. El trabajo minero no sólo es estimulado por las difíciles condiciones económicas de las familias, sino que además lo es en la medida en que se le asocia con la fortuna, la suerte y el azar y por lo tanto con el derrotero de la vida de toda la comunidad.

En definitiva, podemos observar cómo los factores que intervienen en la determinación de la problemática del trabajo infantil minero son de distinto tipo. En primer lugar, existe un componente económico que si bien no es primordial, si se puede decir es el origen de la situación.

Comunidades a las que no llega la acción del estado al momento de cubrir sus necesidades básicas, son comunidades que recurren a cualquier tipo de mecanismos, comportamientos y conductas para tratar de solucionar esta situación; la existencia de una cultura campesina fuertemente arraigada en la que el niño es considerado como un miembro más de la familia con las mismas obligaciones frente al trabajo y al sostenimiento del círculo familiar; la aparición y promoción de valores asociados al azar y la suerte que ven en la extracción minera artesanal la posibilidad de solucionar las difíciles condiciones de vida de la población, constituyen el trasfondo de una realidad trágica que es reproducida generación tras generación. 

Las consecuencias son evidentes; el deterioro de las condiciones de vida de la familia en su conjunto; el crecimiento de los menores en condiciones nocivas para su desarrollo físico y psicológico; la propagación de falsos valores asociados a la suerte y el azar; la falta de esperanza y capacidad de acción de las comunidades para cambiar sus difíciles condiciones de vida, etc. Estos tal vez sean las viables que se deban considerar e intervenir al momento de querer proponer soluciones al respecto. El informe analizado es tan sólo un insumo más a tener en cuenta al momento de diseñar una política pública de impacto real. Si bien la problemática analizada es acentuada y antigua, la discusión apenas comienza.


Bibliografía:

En la realización del presente ensayo se tuvieron en cuenta las siguientes fuentes:

OIT, IPEC, MINERCOL. (2.001). El Trabajo Infantil en la Minería Artesanal de Esmeraldas, Diagnóstico Sociocultural y Económico. Lima, Perú: OIT.

Corporación Alotropía. Investigación y Comunicación para el Cambio. (2005). Nociones claves para entender el trabajo infantil en la minería artesanal colombiana. Bogotá.

Organización de las Naciones Unidas. (1.959). Declaración Universal de los Derechos del Niño. Nueva York.

Mijailov, M.I. La Revolución Industrial. (1959). Editorial Cometa de Papel. Bogotá, 1997.

Defensoría del Pueblo Colombia. (2.001).Video Socavón Adentro. El caso de minería infantil en Boyacá. Realizador Vladimir Pavel Carrillo.

3 comentarios:

  1. lastimosamente es algo que siempre nos afectara sin que se tomen serias medidas al respecto!!

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  2. este problema es algo realmente preocupante ya que la mineria es un trabajo bastante pesado y a estos animales lo unico que les interesa es llenarse de dinero

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  3. toda la culpa no la tienen los señores que los contratan ya que esto traciende de generacion en generacion espero lo entiendan..

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